Finalizadas ya las presentaciones de
Artefactos, presento aquí los textos en los que me apoyé para hacerlas, que son una referencia sobre mis influencias y mi proyecto. Lo hago por quien estuviera interesado en asistir y no pudo hacerlo (si es que ese hipotético lector o lectora existe).
Como las versiones en castellano y en catalán no coinciden, cuelgo ambas para que el lector decida:
PRESENTACIÓN DE ARTEFACTOS
1.
QUIÉN SOY YO Y CÓMO HE LLEGADO HASTA AQUÍ
Y
quién soy yo, Carlos Gámez, el autor. El debutante en este negocio
siempre en crisis que es la literatura. Pues un tipo que hace ya
muchos años (en 1993) finalizó sus estudios de física cansado.
Cansado de tanta ciencia y con un hambre voraz por vivir, no
precisamente en el plano teórico que postulan las ciencias, al menos
la física. Y con 23 años y ese hambre voraz me tiré al camino,
como los beatniks se tiraban al camino. Tantas eran mis ansias por
vivir, por experimentar (no precisamente en un laboratorio de
ciencias), que acabé dando con mis huesos en las cárceles de
Nicaragua, y posteriormente en los calabozos de la antigua comisaría
de la Policía Nacional, en Nou Barris, hoy de los Mossos. En ambos
casos, como parece obvio, tras extrañas circunstancias. Pero al
menos de la experiencia de Nicaragua saqué algo positivo: un libro,
mi primer libro. El diario de aquellas extrañas circunstancias. Y
algo no tan positivo: un adicción, la adicción a la escritura. Y
descubrí este negocio siempre en crisis que es la literatura.
Fue
tras volver de la experiencia carcelaria cuando me reencontré con
las ciencias (y con su historia, y con las matemáticas). Pero esta
vez no solo aprendía (historia de la ciencia), sino que también
impartía la lección (de matemáticas, de física y química, de
informática). Aquello no me disgustó (quizá me disguste más
ahora, cuando llevo ya unos cuantos años dedicándome). No me
disgustó porque me permitía percibir la componente humana de las
ciencias (y de las matemáticas, y de la informática) gracias al
conocimiento de su historia y al contacto con los alumnos. Y también
a la interacción con las máquinas. Y a unas dilatadas sesiones de
lectura en el tiempo libre que alimentaban la mencionada adicción.
El
aprendizaje narrativo desde entonces ha sido lento (un máster de
creación literaria incluido). Ha hecho falta reescribir y reescribir
(en el fondo, siempre las mismas historias), leer mucho, crearse una
bitácora para foguearse y hasta volver a jugar a videojuegos. En ese
proceso descubrí qué era lo que yo podía aportar a este negocio
siempre en crisis que es la literatura: el diálogo continuo que la
ciencia y la tecnología tienen con la literatura y, por tanto, con
los seres humanos. Y entonces me reconcilié con la ciencia (y con
las matemáticas, y con la informática) después de muchos años. Y
empecé a ver cosas en ella (y en las matemáticas, y en las
máquinas, y en una ciencia-ficción especialmente interesada en el
presente) que no había visto hasta entonces. Y me puse a escribirlo.
Y también descubrí la mezcla entre ciencia-ficción, realismo y
sátira que realizaban algunos autores. Especialmente, después de
leer a Rodrigo Fresán y a George Saunders (y por extensión, al
maestro de ambos: Kurt Vonnegut). Así, desde estos pilares, fue como
empezó a surgir Artefactos.
Después
tuve suerte. Porque el peso que la ciencia y la tecnología tienen en
el panorama literario español actual no es el mismo que el de hace
unas décadas, cuando yo empezaba a interesarme por ese negocio
siempre en crisis que es la literatura. No. Hoy en día hay muchos
autores interesados por la ciencia en España de los cuales yo
destacaría a Germán Sierra, Óscar Gual y el Javier Fernández de
“Cero absoluto”, También cabe mencionar a Vicente Luis Mora, Juan Francisco Ferré (flamante Premio Herralde) y,
como es evidente, a Agustín Fernández Mallo, ganador de la primera
edición del premio que hoy celebramos. El caso es que hasta el
público general está interesado por la ciencia en España. Y me ha
sido más fácil crecer y aprender en este contexto que si lo hubiera
hecho hace una o dos décadas, cuando eran pocos los autores que aquí
se interesaban por la ciencia o la tecnología. Si bien es cierto que
cuanto más leo sobre autores españoles interesados en ciencia
(autores españoles de ciencia-ficción, vanguardias literarias en la
España de los años 60 y 70) más aprendo, la verdad es que yo he
crecido intelectualmente con los debates y la obra de los escritores
contemporáneos, mutantes o no. Es en este entorno donde ha nacido
Artefactos.
Gracias
a este aprendizaje que me ha llevado hasta aquí, he descubierto que
las narraciones son sobre todo artefactos construidos para que el
lector los descodifique y los textos que conforman Artefactos
pretenden justamente eso. Se trata de un libro que se ubica en esa
ficción literaria que algunos políticos denominan Unión Europea,
actualmente en crisis como ese negocio que es la literatura.
Curiosamente, los acontecimientos han hecho más actuales los textos
que conforman el libro (la crisis financiera, las pensiones, el
soberanismo, los problemas de identidad). Unos acontecimientos que se
pensaron propios de un futuro próximo, desde la tradición de la
ciencia-ficción más reciente. Pero el tiempo es un parámetro de
difícil control. Precisamente, el tiempo es el elemento estructural
básico de un artefacto. Y también es el elemento que organiza este
libro, que se mueve en ese camino incierto entre la novela y el
relato, y que es un libro de adicciones, como la mía a la escritura.
2.
QUÉ SON ESTOS ARTEFACTOS
1.
¿Puede una videoconsola unir a dos solitarios? Desde luego, una
jeringuilla puede hacerlo. Eso lo sabemos. Y el primero de los
episodios de la novela lo que pretende es que lo haga un artefacto
literario: el monólogo interior.
2.
Todos los aquí presentes conocemos los productos de IKEA. Muchos de
nosotros hemos perdido largas horas de nuestra vida en sus grandes
superfícies, curiosamente, un puerto franco de todas las ciudades de
Europa. Lo que tal vez nunca nos hallamos planteado, es que objetos
como una lámpara de IKEA o un televisor nos comunican con el pasado,
y no solo por su diseño. Eso es precisamente lo que se plantea la
narradora de la segunda de las historias que conforman este libro.
Cómo los electrodomésticos, en vez de borrar de nuestra memoria a
los antepasados, los vuelven a traer con nosotros en esta Europa
asolada por las guerras pretéritas.
3.
Todos conocemos los “artefactos” habituales del sexo. Incluso
sabemos que, gracias a la informática y las nuevas comunicaciones,
se nos ofrecen infinitas posibilidades. Pero, ¿serían las máquinas
capaces de permitirnos conocer todos los movimientos de nuestros
seres queridos? Hay muchos campos de la ciencia de los que aún
desconocemos tanto, especialmente de sus aplicaciones, como la
computación cuántica. Con el apoyo del carácter cuántico del
amor, de eso es de lo que trata el tercer texto, con el que más me
identifico, de ahí su posición central en el libro.
4.
Y los procesadores informáticos, ¿serán capaces de darnos unos
poderes y unos conocimientos de los demás de los que hasta ahora
carecemos? A fin de cuentas, los microchips parecen las drogas del
futuro. Con las herramientas propias de la ciencia-ficción y las
posibilidades técnicas que estas permiten, el cuarto pasaje del
libro pretende mostrarnos el futuro que nos espera.
5.
Todo esto es muy bonito hasta ahora. Puede parecer que los
artefactos nos van a hacer muy felices en un futuro próximo (cosa
que intenta desmentir el cuarto relato del libro). Incluso sabemos
que algunas personas se identifican claramente con la tecnología de
algunas empresas como Apple. Es gente fascinada por las nuevas
aplicaciones tecnológicas. Sin embargo, ese exceso de identificación
hace que a veces esas personas pierdan la perspectiva de otros
artefactos más complejos como pueden ser las banlieue (los suburbios
de las ciudades). A través del viaje y de la historia oral de los
que emigraron a Francia desde Catalunya, la última de las
narraciones del libro intenta plantear ese problema.
PRESENTACIÓ D'ARTEFACTOS
1.
QUI SÓC JO I COM HEM ARRIBAT FINS AQUÍ
I
doncs? Qui sóc jo? En Carlos Gámez, l'autor. El debutant en aquest
negoci sempre en crisi que és la literatura, com en Guillem ens
podria explicar.
Doncs
un tipus que ja fa molts anys (al 1993) va finalitzar els seus
estudis de física cansat. Cansat de tanta ciència i amb unes ganes
ferotges de viure (ferotges com El Llop Ferotge d'en Jorge, i com en
Bolaño, a qui tots dos admirem). Ganes de viure no precisament al
pla teòric que postulen les ciències, almenys la física, que és
una de les anomenades ciències dures. I amb 23 anys i aquestes ganes
ferotges per viure, em vaig llençar al camí, com els beatniks s'hi
llençaven al cami.
El
cas és que tantes eren les meves ganes de viure, d'experimentar, no
precissament a un laboratori de ciències, que vaig acabar descobrint
diferents espais de la experiència humana sovint amagats, inclosa la
presó. Això va ser a Nicaragua, com sembla obvi, després
d'estranyes circumstàncies. Però ves per on, d'aquella experiència
a Nicaragua vaig treure una cosa positiva: un llibre, el meu primer
llibre. El diari d'aquelles estranyes circumstàncies. I també vaig
treure una altra cosa, no tan positiva: una addicció, l'addicció a
l'escriptura. I vaig descubrir aquest negoci sempre en crisi que és
la literatura.
Va
ser després de tornar de Nicaragua quan em vaig retrobar amb les
ciències (i amb la seva història i amb les matemàtiques). Però
aquesta vegada no només aprenia (història de la ciència), també
impartia la lliço (de matemàtiques, de física i química,
d'informàtica). Allò no em va decebre pas (tal vegada em decebi més
ara, quan porto ja uns quants anys dedicant-me). No em va decebre per
què em va permetre copsar la component humana de les ciències (i de
les matemàtiques, i de la informàtica) gràcies al coneixement de
la seva història i al contacte amb els alumnes. I també a la
interacció amb les màquines. I a unes llargues sessions de lectura
durant el temps lliure que van alimentar l'abans mencionada addicció.
L'aprenentatge
narratiu des de llavors ha estat lent (amb un Màster en creació
literària pel mig). Ha fet falta reescriure i reescriure (en el
fons, sempre les mateixes històries), llegir molt, crear una
bitàcoia per foguejar-se i fins i tot tornar a jugar a videojocs. Va
ser en aquest procés quan vaig descobrir què era el que jo podia
aportar a aquest negoci sempre en crisi que és la literatura: el
diàleg continu que la ciència i la tecnologia tenen amb la
literatura i, per tant, amb els èssers humans. I llavors, just en
aquell instant, em vaig reconciliar amb la ciència (i amb les
matemàtiques, i amb la informàtica) després de molts anys. I vaig
començar a veure coses en la ciència (i en les matemàtiques, i en
les màquines, i en una ciència-ficció especialment interessada pel
present) que no havia vist fins llavors. I ho vaig posar per escrit.
I també vaig descobrir la barreja entre la literatura de
ciéncia-ficció i el realisme. Especialment, després de llegir en
Rodrigo Fresán y en George Saunders (i per extensió, al mestre de
tots dos: en Kurt Vonnegut). Així, per aquestes dues vessants fou
com va començar a construir-se Artefactos.
Després
vaig tenir sort. Per què el pes que la ciència i la tecnologia
tenen al panorama literari espanyol en la actualitat no és el mateix
que hi havia fa unes dècades, quan jo començava a interessar-me per
aquest negoci sempre en crisi que és la literatura. No. Avui en dia
són molts els autors interessats per la ciència a Espanya. A
Catalunya encara més, doncs les tradicions europeísta i fantàstica
sempre han tingut més bona salut. Inclús el públic general està
més interessat per aquestes temàtiques. I m'ha sigut més fàcil
crèixer i aprendre en un context així. Ben és cert que quan més
llegeixo sobre autors interessats en ciència, com les noves veus de
la ciència-ficció catalana (Jovani, Espasa, Calvo, Fco. Javier
Pérez), o els clàsics moderns de la literatura fantàstica catalana
(Calders, Perucho, Pedrolo, Monzó), se m'obren noves perspectives
per futurs artefactes literaris. Per què precissament, gràcies a
l'aprenentatge realitzat, he descobert que les narracions són sobre
tot artefactes construits per que el lector els decodifiqui. Els
textos que conformen Artefactos
pretenen justament això.
Es
tracta d'un llibre que s'ubica a aquesta ficció literària que
alguns polítics anomenen Unió Europea, actualment en crisi, com
aquest negoci que és la literatura. Curiosament, els aconteixements
han fet molt més actuals els textos que conformen el llibre (la
crisi financera, les pensions, l'independentisme i la identitat). Uns
aconteixements que es van pensar propis d'un futur pròxim, des de la
tradició de la ciència-ficció més contemporània. Però el temps
és un paràmetre de difícil control. Precisament, és el temps
l'element estructural bàsic d'un artefacte. A fi de comptes, el
rellotge mecànic per mesurar el temps va ser el primer objecte que
va construir la incipient cultura europea moderna, allà pel segle
XIII. I també es la mesura del temps el que organitza el llibre, que
es mou a l'espai incert entre la novel·la i el relat, i que és un
llibre d'adiccions, com la meva a l'escriptura.
2.
QUÉ SÓN AQUESTS ARTEFACTOS
1.
Doncs el primer parla de drogues i videoconsoles. Més de drogues,
aixó és indubtable. Però per què també parla del futur de les
nostres pensions i per parlar d'això s'ha d'anar una mica dopat si
un no vol deprimir-se.
2.
El segon parla de productes d'IKEA. És una llàstima que aquesta
empresa sueca acabés per no instalar-se a Girona. Tal vegada
haguèssim pogut disfrutar d'una experiència paranormal com la que
pateix la narradora principal d'aquest segon text. Tal vegada
haguèssim retrobat algun dels nostres avanpassats i ens hagués
relatat les penúries del passat i haguéssim aprés alguna cosa de
tot aquell patiment (en el cas concret d'aquest conte, el patiment de
les dones per culpa de les guerres), tot i que sembla que aprenem poc
del patiment de èpoques passades.
3.
Per parlar del tercer conte haig de dir que hi ha tants camps de la
ciència dels que ho desconeixem tot! Com la Mecànica quàntica, una
teoria que ens costa d'empassar, o la computació cuàntica, la seva
aplicació a les computadores. Qui sap? En aquest desconeixement pot
ser que no ens estem donant compte de coses increíbles. Com que
l'amor podria ser de naturalesa quàntica. Això és el que esbrina
el narrador de Cuento cuántico, i també que les coses no són el
que semblen, sobre tot si les contemples amb els ulls de la
inocència.
4.
I que passaria si sustituíssim les drogues per l'electrònica? Com
canviaria el món en aquest cas? Doncs no molt pel que sembla al
quart text del llibre. Pel que allà s'explica, dóna la impressió
de que les misèries humanes ens continuaran fent companyia. Una
història en clar format de ciència-ficció i ciberpunk que descreu
de la ciència-ficció i el ciberpunk.
5.
Fins ara, la relació entre persones i màquines pot semblar
complexa, però des d'un punt de vista positiu. No sempre és així.
A vegades hi ha gent que s'identifica tant amb els artefactes propis
de la tecnologia, que s'oblida d'altres artefactes més complexos,
aquests de tipus social o conceptual, com poden ser les banlieue, els
suburbis de les ciutats o els sentiments racistes. Són gent que perd
el contacte amb allò que socialment anomenem realitat (una cosa que
no sabem definir ben bé). Mitjançant el viatge i la història oral
dels qui emigraren a França des de Catalunya, l'última de les
narracions que conformen el llibre intenta solventar aquest problema
des de la tradició de la literatura.