martes, 30 de enero de 2018

Un adiós agridulce al Llop - Suburbano

Un adiós agridulce al Llop - Suburbano


Me gustaría no tener que escribir este texto. Seguir con mi serie sobre literatura española y cultura pop. Componer las dos últimas entradas que cerrarán la serie. Pero las cosas son como son y la vida transcurre como lo hace, sin orden ni concierto. Así que tendré que dedicar este escrito a un suceso que no me gusta, como es la desaparición de la editorial El LLop Ferotge, radicada en Girona y dirigida por el poeta y agitador cultural chileno Jorge Morales. A la espera de la fiesta de despedida, que tendrá lugar en primavera, la editorial cerró la persiana el pasado 1 de diciembre con la presentación del que será su último título: Palamós, l’últim bosc(h), del poeta Esteve Bosch de Jaureguízar (Palamós, 1964).


Girona, una ciudad idealizada hoy, era un desierto cultural hace unos años, como demuestra el testimonio de Roberto Bolaño. Hoy día, es un hervidero de recitales poéticos, pases documentales, presentaciones de libros y otros eventos que han colocado la ciudad en el mapa cultural catalán. De ese hecho es artífice, entre otros actores, Morales, que pergeñó una red de recitales poéticos periódicos en distintos espacios de la ciudad, visibilizó nuevas voces, fundó una revista con el también poeta Albert Compte (1960-2007) y, posteriormente, creó un sello editorial en el que aparecerían algunos de esos poetas junto a otros autores consagrados como Antoni Casas Ros o Ponç Puigdevall.

Hablo con Morales en la que será su última presentación en la ciudad de Girona, la del poemario de Josep Domènech Ponsatí, Preqüela, celebrada el 16 de noviembre en la Casa de la Cultura de Girona. Me dice que se trataba de eso, de recuperar el espíritu de las vanguardias, de construir realidad desde el arte, de seguir los consejos del Arturo Belano de Los detectives salvajes. Sabe bien de lo que habla. No en vano, Morales fue el artífice del homenaje que el ayuntamiento de Girona dedicó a Roberto Bolaño, con la inestimable ayuda del librero Guillem Terribas. El homenaje consistió en la inauguración de una calle con su nombre. Fue un acto que no estuvo exento de problemas. Se tuvo que posponer porque en la primera fecha que se había reservado aquello era un erial. El día en que finalmente se inauguró, el 18 de junio de 2011, a punto estuvo de fallar toda la infraestructura. Pero al final ahí estaban Salomé Bolaño, hermana del autor, Jorge Herralde, Ignacio Echevarría, Rodrigo Fresán. Bruno Montané (Felipe Müller en Los detectives salvajes) y Patti Smith, que se presentó por sorpresa para agradecer la obra de Bolaño y cantar a pelo (aquí el vídeo del acto).

Otro ejemplo de las dificultades que tiene la cultura para expansionarse por estas tierras había sucedido antes, en 2008. Aquel día Morales, que ya había echado a andar su revista, se extrañaba ante el hecho de que un escritor de tanto vuelo como Bolaño no fuese lo suficientemente importante como para bautizar el nombre de la biblioteca de la población en la que residió durante 18 años: Blanes. Tan solo daba para poner su nombre a una sala de lectura. El mismísimo Enrique Vila-Matas levanta acta de esta escena.

Y ahora, aquella iniciativa cultural que Morales comenzó junto a Albert Compte, y que siguió cultivando para tapar el vacío de su marcha, ha llegado al final. En palabras de Morales en otra conversación reciente, el trabajo al frente de El Llop Ferotge “exige muchas horas” y en su situación actual no se lo puede permitir. Pero hay más razones para abandonar ese sacrificio. Después de haber “logrado publicar obras importantes, -como la de Ponç, valores emergentes, como Eva Bussalleu, o incluso dar cabida a autores minoritarios pero con una caja de resonancia suficientemente potente, como Albert Soler-, necesitaba imperiosamente dar un salto adelante.” Era un salto que requería de una mayor distribución, unas finanzas consolidadas y cierto capital.

“[N]o podíamos continuar viviendo a expensas de las subvenciones públicas, muy caprichosas”, afirma Morales. Y sigue: “Entre ventas y ayudas públicas los números salían solo para cubrir los gastos básicos de producción (impresión, maquetación y diseño), pero el trabajo del editor y de los correctores se ha visto no remunerado, o remunerado muy por debajo del valor en horas del trabajo realizado.” Sé que él no lo quiere decir públicamente pero lo digo yo. El Llop Ferotge salió adelante todos estos años gracias al sacrificio personal de Morales y a la ayuda de sus colaboradores, en especial los correctores que, y eso sí lo afirma Morales: “ofrecieron su colaboración a sabiendas de que no serían remunerados o que cobrarían muy poco.”

En mi opinión, es una mala noticia que este poeta y promotor cultural latinoamericano afincado en Girona haya decidido plegar velas. Desde luego, han faltado apoyos, de tipo institucional pero no solo, también desde otros puntos del tejido cultural catalán. Pero Morales quiere tener un recuerdo positivo de su tarea: “por las publicaciones, por la calle Bolaño que empieza con una escuela y está llena de jardines”, y por la celebración, que vendrá en primavera. Y no quiero contradecirle, así que solo queda agradecerle los 11 años de trabajo, los también 11 números de la revista, los cientos de recitales poéticos y los 37 libros publicados. Pero no puedo evitar despedir al Llop Ferotge de forma agridulce.

martes, 2 de enero de 2018

El mapa inconcluso de Barcelona - Nagari Magazine

El mapa inconcluso de Barcelona - Nagari Magazine


Conocía Barcelona Inconclusa (http://www.barcelonainconclusa.com/), el blog de Laureano Debat (Lobería, Argentina, 1981), periodista argentino afincado en Barcelona y amigo. Lo consultaba con asiduidad y había leído buena parte de sus entradas. Algunas de ellas fueron incluidas en el monográfico sobre Barcelona que publicó Nagari en papel, que yo ayudé a coordinar junto a Eduard Reboll. Así que cuando la editorial Candaya decidió publicar el libro inspirado en el espacio virtual: Barcelona inconclusa, pensaba que su lectura no me iba a sorprender. Me equivocaba. La versión en papel de la investigación periodística de Debat cristalizada en una suerte de crónicas sobre Barcelona, me muestra a un autor que ha crecido, que maneja de forma admirable los datos, que ha asimilado todas las lecturas de estos últimos años, como se observa en la primera entrada: “Barcelona como una ficción inconclusa”, que ejerce de prólogo. En definitiva, que se ha convertido en un narrador más completo, y Barcelona inconclusa, el libro, es la prueba. Teniendo en cuenta que las entradas que figuran en el escrito ya no lo hacen en la página web, el espacio virtual se convierte en una extensión que construye un diálogo con la obra física.

En los intersticios de esas líneas respiran otros libros que sé que Debat ha leído. Principalmente, se respira a Hunter S. Thompson porque el narrador de Barcelona inconclusa practica una suerte de crónica gonzo inspirada en el periodista suicida norteamericano pero con una mirada propia, más tierna. Para narrar una carrera popular, Debat se inscribe y corre los once kilómetros aunque saque el esófago por la boca. Para saber lo que ocurre en el interior de una marcha ciclista reivindicativa, aparca su vehículo de dos ruedas compartido con Bicing y alquila una bicicleta como Dios manda: “con asiento fijo y freno de pedal.” (p. 62)

También se intuyen otras obras, más enraizadas en la realidad local. Es el caso de la crónica “Flyers a la parrilla”, que recuerda Yo, precario, el libro de Javier López Menacho, pero en clave argentina. Si López Menacho diseccionaba una galería de oficios contemporáneos, a cual más esperpéntico, Debat se maneja repartiendo flyers en la confluencia entre el Passeig de Gràcia y la calle Aragón, junto a la Casa Batlló. Lo hace para un asador argentino cuyos dueños le exigen una entrega incondicional. Sin embargo, lo que el cronista extrae de esa experiencia no es un buen pedazo de carne sino finos juicios sociales sobre la ciudad, como este: “Sibaritas y mundanos son caminantes que el Passeig de Gràcia reclama, necesita y fabrica. La avenida de la burguesía catalana pujante, el emblema de la ciudad europea se mantiene vivo, sobre todo, gracias a ellos.” (p. 27)

La condición argentina recorre transversalmente el escrito y lo estructura. El primer bloque de entradas describe el aterrizaje del cronista en Barcelona. No porque conociera la historia que encierra “La vida en rouge”, deja de ser impactante. Esa crónica del joven periodista argentino que comparte piso con dos prostitutas es la que dota a Debat de voz propia. De ahí pasará a la búsqueda de trabajo, de otro piso menos ajetreado en un casting contemporáneo, hasta insertarse en la ciudad, ser un inconcluso más.

El clímax del libro se alcanza con la lectura de “Anubis se viste de Ziggy Stardust”, la investigación que reconstruye el perfil biográfico de Juan Andrés Benítez, muerto de un infarto tras ser reducido y golpeado por un grupo de mossos d’esquadra. Debat se desempeña a conciencia en esta entrada, reconstruyendo la vida del fallecido, tanto en su Jerez natal como en Londres, realizando una crítica a los medios de comunicación y estructurando el texto a partir de Pepe, el bóxer del fallecido. El autor se muestra como lo que es: un periodista como la copa de un pino. Soberbio.

Para entonces, Debat se encuentra plenamente integrado en la ciudad inconclusa. Escribe un texto sobre la industria de la moda que ha surgido con la eclosión del independentismo y se atreve con una manifestación españolista no tan multitudinaria. Hace uso de sus hábitos para componer crónicas de consumo, pero sigue utilizando su disfraz gonzo para hablar de perros o para cubrir un congreso esotérico.

Curiosamente, cuando el narrador se mete entre las baldosas del territorio que habita, es cuando siente la melancolía por la tierra natal. Lo hace escribiendo crónicas con forma esférica: un partido de la selección Argentina de fútbol en el mundial de Brasil, y la celebración por Racing de Avellaneda a trece mil kilómetros, no sin sufrimiento. Esa pequeña crisis se solventa con la crónica focalizada en algunos de los barrios más humildes de Barcelona: Ciutat Meridiana, Can Peguera. Para terminar con un muy buen cierre por partida doble. 1) El texto dedicado a uno de los eventos emblemáticos de la Barcelona comercial y emprendedora: el Mobile World Congress; y 2) la entrada “Barcelona ciudad abierta”, dedicada al festival arquitectónico Open House. En ella, el cronista se desplaza de un lado a otro de Barcelona en metro para cubrir el evento, y construye una telaraña que sirve a las mil maravillas para tejer el cierre narrativo de esta Barcelona que nunca concluye.