Aunque son malos tiempos para un
supuesto ciborg como es el atleta sudafricano Oscar Pistorius,
acusado del asesinato de su novia y conocido mundialmente por
competir con prótesis en las piernas, hoy voy a hablarles de
ciborgs, algunos de ellos de verdad.
Para empezar, una medalla (por cuanto
deberemos archivar este post en autobombo). Según un artículo
publicado por Víctor Vila en la recién estrenada revista
digital Portal cienciayficción, en un futuro no muy lejano las
personas podremos convertirnos en ciborgs al llevar chips implantados
en el cerebro que nos permitan la recuperación de la memoria o la
telepatía. Pese a que utilizara esa idea más como recurso literario
que como prospectivo en “El cambio”, el cuarto de los relatos que
aparecen en Artefactos, se postula esa posibilidad para tener
un narrador capaz de vaticinar el futuro. Como es la primera vez que
me sucede algo así, vamos a dejarlo solo en el comentario.
El que en realidad me interesa es el
verdadero ciborg Neil Harbisson. Un músico y videosartista
británico-irlandés-catalán que hasta 2004 sufría acromatismo. Una
enfermedad que hace que el individuo vea el entorno en blanco y
negro, sin capacidad para percibir los colores. Es en ese año, 2004,
cuando Harbisson se convierte en un ciborg. Con la ayuda del
estudiante de cibernética británico Adam Montandon, se instala en
la cabeza un eyeborg.
¿Qué es un eyeborg? Un aparato que,
con el software adecuado, permite traducir los colores a notas
musicales. En concreto, le permite a Harbisson comprender los
colores, traducirlos a formato sónico, pintarlos y hasta ampliar la
gama de color, pues toda onda de luz es traducible a una frecuencia
sonora. Incluidas algunas frecuencias invisibles como el infrarrojo.
Como ven, estamos hablando de una nueva
forma de percibir la realidad en una formato más extendido. En un
formato diferente, una realidad diferente, pues Harbisson llega a
afirma desde su privilegiada perspectiva que:“No hay pieles blancas
ni pieles negras, todos somos naranja. Las pieles blancas son naranja
claro y las pieles negras son naranja oscuro”. Lo que no deja de
sonar fascinante y le da a uno por pensar que tal vez en una realidad
ciborg seamos capaces de superar nuestros problemas de percepción
que han mostrado las limitaciones del pensamiento, iniciado con la
Revolución Científica y limitado por los sentidos de forma clara.
Quizás con aparatos implantados como el de Harbisson seamos capaces
de percibir la realidad como un sistema emisor de fenómenos medibles
(radiación electromagnética, vibración sónica, percepción
táctil, olfativa...) universal y capaz de evitar las paradojas
creadas por la Mecánica cuántica y teorías afines. En especial, si
tenemos en cuenta los sentidos superiores de algunos animales. Así
llegaremos a comprender en toda su extensión la afirmación de
Harbisson: "No es la unión entre el ojo electrónico y mi
cabeza lo que me convierte en ciborg
sino la unión entre el software y mi cerebro".
Porque Harbisson es el primer ciborg
reconocido por un Estado. Al tener que hacerse el pasaporte británico
en 2004, presentó las fotografías requeridas con el aparato en su
cabeza que podemos ver en las imágenes. Fue rechazado. Pero el apoyo
de diversos investigadores hizo rectificar al gobierno británico,
haciéndole aceptar su condición de ciborg.
Además de ciborg, Harbisson es artista
(lo era antes de que se le implantara el eyeborg). Y no deja de ser
interesante estudiar la influencia de ese eyeborg en la obra de
Harbisson. Una obra que, por evidentes motivos, se inició en blanco
y negro y le llevó a realizar varias exposiciones en 2004. Sin
embargo, ya en 2007, Harbisson se embarcó en un ambicioso proyecto
ciborg: representar los dos colores principales de ciudades europeas
de cincuenta países. Aprovechando que su eyeborg, además de
traducir a sonidos los colores, también asocia a los sonidos
cotidianos con colores, Harbisson realizó Color Scores, donde
traducía a visiones cromáticas esos sonidos.
Harbisson, pianista de formación,
también ha utilizado su condición de ciborg y las capacidades que
permite el eyeborg para hacer evolucionar su música. Incorporó la
capacidad de percepción del color y su relación con el sonido a su
piano, convirtiéndolo en un piano cibernético. Desde ese cambio en
su instrumento habitual, Harbisson ha colaborado con músicos tan
dispares como la violinista Armiina, la cantante Maria Huld o los
músicos catalanes Pau Riba, Albert Pla y Pascal Comelade, además de
realizar numerosas performances con otros artistas.
Sus retratos sonoros son otra aplicación
artística relacionada con estas aptitudes. En ellas traduce a
melodías lo que su ojo ha percibido al observar a personajes
conocidos como Al Gore, Gael García Bernal, Antoni Tàpies o Woody
Allen.
Precisamente, debido a la labor creativa
de Neil Harbisson como ciborg, se fundó en 2010 la Cyborg
Foundation. Primero se ubicó en el Campus Tecnològic de Mataró
para pasar a levantar su campamento base en Barcelona. Los miembros
fundadores de esta iniciativa fueron el mismo Harbisson y la
coreógrafa Moon Ribas.
Para entender de forma sintética la
labor de esta fundación, enunciaremos los tres objetivos de la
Cyborg Foundation:
- Ayudar a las personas interesadas a convertirse en ciborgs.
- Defender los derechos de los ciborgs.
- Promover el uso de la cibernética en las artes.
Con la idea de crear o extender los
sentidos humanos, aplicando la tecnología al cuerpo humano, la
fundación potencia la investigación, la promoción y la creación
de proyectos relacionados con esta iniciativa. Siempre sin ánimo de
lucro, pues no venden sus dispositivos (y evitan así la crítica de
colaborar en un mundo cibernético capitalista), y sin hacer
distinción entre personas con minusvalías y sin minusvalías.
Además del eyeborg de Harbisson,
implantado a ciegos en Ecuador, la fundación ha desarrollado el
speedborg, un radar interno capaz de percibir la velocidad exacta de
los objetos que se mueven delante nuestro. También han desarrollado
en fingerborg. Un dispositivo diseñado para ayudar a extender los
sentidos de un estudiante de multimedia que había perdido un dedo.
Consiste en introducir una cámara de miniatura en una prótesis de
dedo y hacer que la cámara interactúe con el cuerpo del joven.
Su último proyecto hasta la fecha es la
extensión de la visión humana a 360º. Se trata de incorporar un
sensor en la nuca de una persona (en este caso, la coreógrafa Moon
Ribas), de manera que el sensor empieza a vibrar cuando alguien se le
acerca por la espalda. Como ven, toda una nueva realidad se extiende
más allá de nuestros sentidos. O como afirma Harbisson: “El ser
humano está destinado a convertirse en ciborg; llevamos siglos
usando la tecnología como herramienta y el siguiente escalón es que
pase a ser parte de nuestro cuerpo".
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