He tardado mucho en escribir la
reseña de esta novela. Las múltiples obligaciones, los libros
pendientes, los estudios y las escrituras propias han llevado a
relegarle un lugar en el tiempo y en el espacio de esta bitácora.
Una lástima, porque Corona de
flores, además de ser la novela en que. según palabras
del propio Javier Calvo, el autor encontró su voz, es una novela
magnífica. Un libro que se sitúa en una Barcelona gótica e
imaginaria, deudora del paganismo que impregnó la ciudad antes de la
llegada del cristianismo, y sobre el que Calvo escarbó de forma
literal en el subusuelo de la ciudad junto a otros compañeros de
travesía en la bitácora Ríos Perdidos.
¿De qué va?
La trama se estructura en torno
al thriller policíaco: se busca al asesino en serie de una larga
lista de víctimas, muchos de ellos niños (la novela ganó el Premio
Memorial Silverio Cañada en la Semana Negra de Gijón, en 2011, un
premio para novelas de corte claramente policíaco).
¿Qué se encuentra el lector?
Una teoría de la conspiración
en pleno siglo XIX, con una ciudad desconocida envuelta en bruma e
intentos burgueses de modernización.
¿Cómo?
A través de una serie de
personajes redondos, como Semproni de Paula, el burdo jefe de
policía, o el científico Menelaus Roca (verdadera cima de la
literatura figurativa y de la inclusión de la ciencia en el relato,
temática que fascina a quien esto escribe y que merece unas palabras
finales). Con mucha sordidez y escenas de marcada sexualidad y
crueldad (aviso a navegantes). Con una estructura rayana a las
novelas góticas de Dickens que tanto gustan a Calvo, donde todas las
piezas acaban encajando (si de Paula es un enano, por ejemplo, es por
una razón narratológica). Es decir, con una introducción, un nudo
y un desenlace. Lo cual demuestra que se pueden escribir novelas así
en pleno siglo XXI sin que pierdan un ápice de actualidad. La
sabiduría popular de tantos siglos de lecturas no podía estar
errada en esto. A fin de cuentas, se trata de acumulación de
conocimiento estético.
¿Qué relación tiene la novela
con la ciencia?
Mucha. Diría más, tiene una
notable relación con la historia de la ciencia. Tras el relato hay
una documentación excelente de las prácticas frenológicas en la
Barcelona del XIX. Un tema para nada común en la literatura. Se da
le caso de que quien esto escribe asistió, hace ya unos años, a la
lectura de una tesis de un amigo historiador que trataba,
precisamente, de la frenología en la Barcelona del XIX. Pues bien, a
grandes rasgos y salvando las distancias entre el mundo académico y
el literario, todo lo que aprendí en la defensa de esa tesis se
encuentra de una forma o de otra en la novela de Calvo, lo que me
parece impresionante.
Con Calvo se da un caso curioso
de la relación entre la ciencia y la literatura en el caso español.
Se trata de un claro caso de reapropiación del discurso científico. A unos inicios de clara influencia anglosajona, en donde la
utilización de la ciencia en sus textos está bastante relacionada
con la obra de J. G. Ballard, o el uso que Don DeLillo hace de la
ciencia en sus novelas, se pasa a una función más lúdica, aunque
todavía ballardiana y en algunos momentos gratuita como es el caso
de Mundo maravilloso (pese a que la escena del parque temático
inspirado en la física y el espacio sea de altura), para acabar en
una apropiación de los contenidos científicos muy personal, bien
documentada y excelentemente bien trabada en la narración, algo que
ya se preveía después de leer Los ríos perdidos de Londres.
Siempre habrá quien objete que es una temática anglosajonizante,
que tiene mucho de novela gótica y otros argumentos parecidos. Pero
ese es el universo de Calvo sin lugar a dudas. Con el añadido de que
utiliza elementos no extranjeros, sino internacionales, solo que
aplicados al espacio en donde se ubica la historia que quiere contar
(en este caso la Barcelona del XIX) de una forma rigurosa y amena.