Lo de la desobediencia civil tiene mucha tela. Si utilizáramos una máquina del tiempo para aplicar en el pasado el proyecto de ley que se ha sacado de la manga el ministro del Interior español, encontraríamos unas cuantas paradojas, no precisamente temporales. Ahí van tres:
1) Ghandi (sí señores, el Mahatma, el gran pacifista) se pasaría 4 años en la cárcel por "delito de integración en organización criminal".
2) Todos los participantes en la revolución de terciopelo y la caída del muro de Berlín (dos de las protestas preferidas de los conservadores españoles) deberían haber ido a la cárcel. ¡Todos!
3) La represión de las víctimas de la Primavera de Praga, de Tian'anmen, de las Damas de Blanco y de tantos otros eventos históricos que escandalizan a los conservadores, hubiera sido algo intachable desde la perspectiva del ministro Fernández Díaz. ¿Qué es eso de pararse delante de un tanque? ¡Coño! ¡Hasta aquí podríamos llegar!
Así que vamos a dejarnos de política ficción y a actuar. Si el problema es la violencia, que se detenga a los violentos, que son minoría. Todo el mundo tiene derecho a protestar de forma pacífica. No volvamos a los viejos tiempos.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo, yo ya publiqué un enlace sobre este tema haciendo también referencia a Gandhi. Sería un delincuente reincidente.
Saludos,
David Condis
Es que resulta increíble. Con la excusa de los violentos van y nos dan por saco a todos.
Fuerte abrazo, David. Espero que todo vaya bien.
Carlos.
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