Las caravanas que llegaban a la ciudad de Petra, esa joya de la historia antigua, estaban obligadas a pagar un peaje si querían atravesar las estrechas gargantas que rodean la ciudad y que permitían continuar el viaje hacia otros centros de comercio. De esta manera floreció esa hermosa ciudad, con el chantaje. Por cierto, al que no pagaba lo mataban, así de sencillo.
Qué hermosa es la simpleza de las antiguas civilizaciones.
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