¿Puede la ciencia ficción convertirse en un género de la poesía? Entiendanme, no estoy hablando de la poesía científica del siglo XIX, o de una poesía cargada de elementos científicos y tecnológicos al estilo de Ammons, o de una novela de ciencia ficción escrita con un lenguaje muy poético. No, nada de eso. De lo que estoy hablando es de una obra de poesía ubicada en el futuro para desde allí analizar la esencia de lo humano y, por qué no, la realidad. Pues bien, algo así es lo que podemos encontrar en el último poemario de Diego Doncel (Malpartida de Cáceres, 1964), Porno Ficción (DVD Ediciones, XXXVII Premio de Poesía Ciudad de Burgos). Si su poemario anterior, En ningún paraíso, fue uno de los textos fundacionales de la poesía mutante, este poemario es una vuelta de tuerca más en la apuesta personal del poeta.
Que la utilización de un escenario
futuro es una potente estrategia narrativa, capaz de permitirnos
hablar del presente de forma desgarrada, lo demostró el maestro
Ballard hace ya unos cuantos años. Después David Foster Wallace sublimó
esa estrategia en La broma infinita. Sin embargo, no tengo tan
claro que esta estrategia se haya desarrollado en el ámbito de la
poesía con la misma suerte (animo al lector a comentarme propuestas
poéticas similares anteriores en el tiempo, nunca se acaba de
aprender). No al menos hasta ponerme a leer este poemario. Y debo
decir que si ese era el objetivo de su autor, lo alcanza con creces.
Y de ello es responsable en buena parte el estilo que Doncel
desarrolla a través de las páginas. Para el futuro inmediato,
cruel, materialista y virtual que el autor nos presenta, estrofas
cortas, capsulas de dolor, frases que en dos lineas son capaces de
desnudar el porvenir (p. 24):
“No sé qué realidad es real. No sé por qué la dudaforma parte de mi pensamiento.”
Cómo consigue Doncel su objetivo. A
partir de una estrategia de vivencia insuficiente del presente y poco
anhelo por disfrutar el futuro que obliga a la búsqueda en el pasado
desde un mundo poshumano en el que, como el narrador afirma (p. 26):
“Recorro un espacio en donde las emociones humanas y las emo-
ciones humanas nacidas de la tecnología son una, donde la
vida transcurre por realidades inteligentes.”
Precisamente, el poema del que están
extraídos los dos versos citados, «Momentos
de ciencia ficción»,
resulta paradigmático para
analizar la estrategia narrativa de Doncel. Si el presente es un
desierto, si (p. 26):
“En el presente la lejanía es una llamada que aún no ha obte-nido respuesta y la distancia es el vacío de una página enblanco.”
Si
además, el futuro es distópico pese a sus innumerables aparatos y
viajes interestelares, solo queda el retorno mental hacia el pasado
con esos mismos aparatos. Desgraciadamente, ese retorno está
impregnado de soledad. Es la toma de conciencia de la pérdida que
subyace en la existencia. Por el camino perdemos aquello que hemos
querido, para acabar vacíos porque, parafraseando al autor, nos
pasamos la vida equivocándonos y porque (p. 31): “El pasado es un sueño
después que el sueño ha acabado.”
Y,
con esta estrategia desgarrada, llegamos a poemas como «Ventanas
electrónicas». Allí, la sociedad secreta Descartes, un grupo
subversivo que pretendía “un cambio de civilización” acaba
siendo víctima del terrorismo más radical en un futuro sin
esperanza. Así hasta el final.
Un
excelente poemario por lo novedoso del género y por las preguntas
que plantea. Tal vez deberíamos plantearnos nosotros otro
interrogante: ¿Cómo definir este nuevo género poético, a medio
camino entre la ciencia, la ficción y la experiencia personal?