¿Qué
hacemos con Miami? ¿La ponemos en la postal que muestra una playa
paradisíaca, hoteles cinco estrellas y modelos internacionales
escondiéndose de los papparazzi? ¿O junto a los turistas de América
Latina y Europa arrasando esas nuevas catedrales que son los malls? ¿O
en las costas que reciben por año a cientos de cubanos que se aferran a
frágiles balsas con tal de escapar de una situación desesperante? ¿O
mejor en la de los políticos que han saqueado la región y aquí disfrutan
impunemente de sus mansiones y autos alemanes? ¿O en la de esas
familias provenientes de países latinoamericanos que lo han perdido casi
todo —o no quieren seguir perdiendo lo que han ganado honestamente— por
las políticas corruptas y la violencia que han generado esos mismos
funcionarios que ahora, al ladito de ellos, siguen gozando de lo que les
han robado? ¿O en la de aquellos jóvenes que vienen a la aventura, a
ver qué pueden hacer en tierra extranjera? Y si tuviéramos que poner
algún diálogo en esas postales, ¿lo haríamos en inglés, español o
creole?
Varios autores anglo han querido “explicar Miami” desde la non-fiction:
T. D. Allman, David Rieff, Joan Didion, Jan Nijman, Alex Daoud o Arva
Moore Parks, por citar algunos. Sus obras vieron la luz entre finales de
los setenta y mediados de los noventa o un poco después, pero con una
temática enfocada en esos años turbulentos en que Miami pasaba a
convertirse, de un balneario apacible, en una de las ciudades con la
tasa de asesinatos más alta de los Estados Unidos, la puerta por donde
ingresaba el setenta por ciento de la cocaína y la marihuana al país, y
la tierra prometida de miles de inmigrantes latinoamericanos que no
hablaban inglés. Otros encontraron su universo narrativo en los mismos
años turbulentos. Entre ellos, Brett Halliday, Charles Willeford,
Douglas Faribairn y Russell Banks ubican a Miami dentro del género negro
—negrísimo— o como una ciudad poco menos que patibularia.
La producción literaria miamense ha seguido hasta hoy esa misma línea: basta con poner mystery and crime and miami en Amazon para que se despliegue una infinidad de novelas de esta índole, hasta llegar al best-seller Dexter.
No obstante, con los años han surgido otros registros. De esos
“inmigrantes que no hablaban inglés” llegados masivamente en los ochenta
ya surgieron generaciones de inmigrantes que sí lo hacen, cuya
literatura se aleja de lo “negro” y abre la puerta a lo que se conoce
como latino writers. Por ejemplo: Patricia Engel, Jeannine Capó
Crucét o Gonzalo Barr plasman su universo narrativo en el folclor más
latinoamericano de Miami, con dramas urbanos escritos en inglés
ambientados en Hialeah, la Pequeña Habana, Miami Beach o el South West.
Está claro que la literatura de Miami,
en lo que respecta a autores angloparlantes, tiene un lugar bien ganado.
Pero ¿qué sucede con la literatura hispana de Miami? ¿La hay? La ciudad
ya no es ese punto receptor de inmigrantes que llegaban a ocupar los
estratos más bajos de la sociedad. Sin el hispanoamericano, Miami no
sería uno de los lugares más atractivos para el mundo entero. Hace por
lo menos veinticinco años que el perfil del inmigrante es otro: estudia
en universidades, hace inversiones y ocupa excelentes puestos de
trabajo. Esto constituye un valioso intercambio cultural cuyo resultado
estamos viendo, entre otras manifestaciones artísticas, en la
literatura. Existe un pequeño ecosistema literario hispano compuesto por
editoriales, revistas, círculos de lectura, lectores y narradores
asimilados a Miami. Asimilarse es sobrevivir, trabajar en el país,
arraigarse, conocer las limitaciones de una nacionalidad y arreglar
documentos, para después escribir.
Viaje One Way es eso: una
compilación de textos de escritores de diversas partes de Latinoamérica y
España asimilados a Miami. No es una “última palabra”, no pretende ser
una selección de las mejores firmas de la ciudad, pero sí es el
resultado de una minuciosa lectura que ha encontrado en el material
elegido códigos comunes que revelan una Miami mucho más compleja que la
que se conoce por la fiction y la non fiction. Desde el
policial duro que nos recuerda que aún en este paraíso hay pena de
muerte —“Mr. Not Guilty”— a la melancolía de un exiliado político que
roza el relato fantástico —“Regreso a casa”—, la rutina de una joven que
hace muy poco ha llegado y trata de comprender rápidamente todo lo que
escucha y ve porque sabe que si no se le va la vida —“Las pirámides del
Diner”—, las experiencias de ciencia-ficción de un roommate
español —“Abducciones en la que no es y nunca fue tu ciudad”— o el
submundo de la violencia y los trabajos pagados por “la izquierda” de
South Beach —“Cuando el azar era el pasado”—.
Y unos cuantos enlaces de prensa:
http://www.lavanguardia.com/cultura/20140520/54408141016/escritores-latinos-de-miami-publican-antologia-de-relatos-sobre-la-ciudad.html
http://www.eluniversal.com/arte-y-entretenimiento/cultura/140520/latinoamericanos-y-espanoles-publican-antologia-de-relatos-sobre-miami
http://www.elnuevoherald.com/2014/05/20/1752510/viaje-one-way-antologia-muestra.html
http://www.diariolasamericas.com/vida-y-artes/narradores-reflejan-miami-cuentos.html
Ese Viaje One Way va hacia adelante.
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