Al final es muy pequeño el margen de nuestra decisión personal.
Todo lo que hacemos es intuir que será lo mejor para nosotros. Pero siempre nos hayamos a medio camino entre la carga cultural de las personas con las que hemos crecido y (lo que creemos que son) nuestras aptitudes.
Y son tantas las veces que cometemos un error de apreciación.
lunes, 30 de marzo de 2009
lunes, 2 de marzo de 2009
EL ASTRONAUTA ANALIZARÁ EL PROGRESO
Sí, así es. Lo hará en su nave camino de la estación espacial donde trabajará durante dos circunvalaciones al Sol.
Consultará su enciclopedia digital en red y observará que el progreso tecnológico ha avanzado invariable con la Humanidad y ha cambiado inexorablemente el entorno del hombre. Sobre el otro progreso, el moral, le será más difícil afirmar su existencia. Sin embargo, después un buen rato contemplando la inmensidad del universo pensará:
"Es cierto. Estamos condenados a repetir nuestros errores, como en la Ilustración, como con el marxismo-leninismo, como con la Revolución Ecologista, o como con el cristianismo, el Islam y hasta el budismo y el confucianismo.
Detrás de cada revolución, de cada programa teórico para mejorar la condición humana, se infiltrarán seres movidos por sus propios intereses que lo corromperán todo, o los mismos agentes del cambio se transformarán y ayudarán a extender la tiranía mientras piensan que extienden la buena nueva. Pero ese es el destino del ser humano, la falsa ilusión por construir un futuro mejor, un progreso moral que enmiende los errores del pasado. Esa ilusión es nuestro verdadero motor moral aunque fracasemos en el intento. La eterna búsqueda infructuosa de la justicia. Ya lo dijo Camus al hablar de Sísifo (aunque antes lo había dicho Platón)."
Consultará su enciclopedia digital en red y observará que el progreso tecnológico ha avanzado invariable con la Humanidad y ha cambiado inexorablemente el entorno del hombre. Sobre el otro progreso, el moral, le será más difícil afirmar su existencia. Sin embargo, después un buen rato contemplando la inmensidad del universo pensará:
"Es cierto. Estamos condenados a repetir nuestros errores, como en la Ilustración, como con el marxismo-leninismo, como con la Revolución Ecologista, o como con el cristianismo, el Islam y hasta el budismo y el confucianismo.
Detrás de cada revolución, de cada programa teórico para mejorar la condición humana, se infiltrarán seres movidos por sus propios intereses que lo corromperán todo, o los mismos agentes del cambio se transformarán y ayudarán a extender la tiranía mientras piensan que extienden la buena nueva. Pero ese es el destino del ser humano, la falsa ilusión por construir un futuro mejor, un progreso moral que enmiende los errores del pasado. Esa ilusión es nuestro verdadero motor moral aunque fracasemos en el intento. La eterna búsqueda infructuosa de la justicia. Ya lo dijo Camus al hablar de Sísifo (aunque antes lo había dicho Platón)."
lunes, 16 de febrero de 2009
LOS PECADOS DE LA TERCERA CULTURA
Cicerón se vio obligado a aprender en profundidad el griego para poder extender el vocabulario del latín y, de esta manera, convertirse en el gran orador y pensador que fue e introducir las complejas discusiones de los filósofos griegos en la cultura romana. Necesitaba de un vocabulario más rico y conciso para poder expresar mejor reflexiones e ideas complejas. Hoy en día se sabe que hasta que una lengua no alcanza su grado de madurez, especialmente una importante riqueza de vocabulario, no puede elaborar productos culturales de una cierta profundidad.
Es por esta razón que el día en que vi por la pantalla al señor Eduard Punset diciendo que sólo requeríamos de 4000 palabras para expresarnos, o que habíamos inventado el lenguaje tan sólo para poder conseguir nuestros objetivos sexuales (como si la danza o la comunicación no verbal no fueran importantes en ese ritual milenario) y perlas por el estilo, comencé a tomarme con escepticismo las emisiones de Redes, el programa de vulgarización de la ciencia dirigido por él que emite la 2.
No se confunda el lector, no estoy en contra de la ciencia. Estudié físicas, los cursos de doctorado de historia y filosofía de la ciencia, y soy un apasionado de las investigaciones que ha realizado la neurociencia en la última década. Pero el reduccionismo científico me irrita porque su manera simplista de ver al hombre le hace incapaz de comprender la compleja esencia del ser humano, esencia que sí llega a alcanzar la buena literatura, donde la forma de expresar las historias a partir del lenguaje es una parte tan fundamental de la obra como el contenido. Además, la ciencia requiere de una mirada más pluridisciplinar que analice su verdadera y compleja dimensión. Curiosamente, la mayoría de estos fanáticos reduccionistas no tiene una sólida formación científica (Punset es licenciado en Derecho y economista), tal vez sea esa la causa de su cerrado punto de vista.
Sin embargo, debo reconocer que algunas veces, los científicos entrevistados en Redes tienen un discurso interesante, alejado del talibanismo científico que practica su presentador. Ese fue el caso de la entrega titulada “Los siete pecados de la memoria”, nombre homónimo al libro de divulgación del neuropsicólogo de la universidad de Harvard, Daniel L. Schacter, y grabado con evidente interés promocional.
http://www.smartplanet.es/redesblog/?p=71
No sé si fue la impresión de las palabras de Schacter después de escucharle en Internet o el buen gusto que su anterior libro, En busca de la memoria, dejó en mi pecadora memoria. Pero el caso es que a los pocos días ya estaba leyendo el nuevo libro, ese que se titulaba igual que el capítulo del programa. Es decir, éste:

Desgraciadamente, aunque el texto se lee bien, algunos ejemplos son amenos y las carencias de la memoria que se describen no dejan de ser interesantes, adolece de la ambición explicativa global que tenía su anterior obra (altamente recomendable, por cierto) en donde se hacía una completa disección del funcionamiento de la memoria humana en un lenguaje inteligible para cualquier lector medio.
En este caso se trata de un libro plagado de anécdotas que pretende acercar al gran público a esos pequeños problemas de memoria que sufrimos todos. Precisamente por eso, por ese afán de construir un producto para el mercado, se pierde poder explicativo, que es lo que algunos lectores buscamos cuando abrimos un libro de divulgación (o vulgarización científica) en estos tiempos de mostrenca especialización que nos impiden contemplar la pintura en su totalidad. Tan sólo los dos últimos capítulos pueden saciar el apetito intelectual. En el penúltimo se analizan los problemas memorísticos derivados de los traumas. En el último el autor ilustra el debate científico en torno a los defectos de la memoria humana y su relación con el evolucionismo darwinista. Ese instante final es el único en que se trata de esbozar una teoría global y fue en el que se inspiró la entrevista de Punset.
Resulta preocupante que autores de la talla del señor Schacter se dejen llevar por los cantos de sirena del mercado editorial de la divulgación científica, construido en torno a eso que algunos han dado en llamar tercera cultura, y malgasten su talento en textos plagados de interesantes anécdotas para una tertulia en la barra de un bar pero carentes de la profundidad de obras de divulgación como El gen egoísta, las obras de Carl Sagan o Lynn Margulis o el mismo En busca de la memoria del propio autor.
Publicado en salonKritik (http://salonkritik.net/08-09/2009/02/los_pecados_de_la_tercera_cult.php#more)
Es por esta razón que el día en que vi por la pantalla al señor Eduard Punset diciendo que sólo requeríamos de 4000 palabras para expresarnos, o que habíamos inventado el lenguaje tan sólo para poder conseguir nuestros objetivos sexuales (como si la danza o la comunicación no verbal no fueran importantes en ese ritual milenario) y perlas por el estilo, comencé a tomarme con escepticismo las emisiones de Redes, el programa de vulgarización de la ciencia dirigido por él que emite la 2.
No se confunda el lector, no estoy en contra de la ciencia. Estudié físicas, los cursos de doctorado de historia y filosofía de la ciencia, y soy un apasionado de las investigaciones que ha realizado la neurociencia en la última década. Pero el reduccionismo científico me irrita porque su manera simplista de ver al hombre le hace incapaz de comprender la compleja esencia del ser humano, esencia que sí llega a alcanzar la buena literatura, donde la forma de expresar las historias a partir del lenguaje es una parte tan fundamental de la obra como el contenido. Además, la ciencia requiere de una mirada más pluridisciplinar que analice su verdadera y compleja dimensión. Curiosamente, la mayoría de estos fanáticos reduccionistas no tiene una sólida formación científica (Punset es licenciado en Derecho y economista), tal vez sea esa la causa de su cerrado punto de vista.
Sin embargo, debo reconocer que algunas veces, los científicos entrevistados en Redes tienen un discurso interesante, alejado del talibanismo científico que practica su presentador. Ese fue el caso de la entrega titulada “Los siete pecados de la memoria”, nombre homónimo al libro de divulgación del neuropsicólogo de la universidad de Harvard, Daniel L. Schacter, y grabado con evidente interés promocional.
http://www.smartplanet.es/redesblog/?p=71
No sé si fue la impresión de las palabras de Schacter después de escucharle en Internet o el buen gusto que su anterior libro, En busca de la memoria, dejó en mi pecadora memoria. Pero el caso es que a los pocos días ya estaba leyendo el nuevo libro, ese que se titulaba igual que el capítulo del programa. Es decir, éste:

Desgraciadamente, aunque el texto se lee bien, algunos ejemplos son amenos y las carencias de la memoria que se describen no dejan de ser interesantes, adolece de la ambición explicativa global que tenía su anterior obra (altamente recomendable, por cierto) en donde se hacía una completa disección del funcionamiento de la memoria humana en un lenguaje inteligible para cualquier lector medio.
En este caso se trata de un libro plagado de anécdotas que pretende acercar al gran público a esos pequeños problemas de memoria que sufrimos todos. Precisamente por eso, por ese afán de construir un producto para el mercado, se pierde poder explicativo, que es lo que algunos lectores buscamos cuando abrimos un libro de divulgación (o vulgarización científica) en estos tiempos de mostrenca especialización que nos impiden contemplar la pintura en su totalidad. Tan sólo los dos últimos capítulos pueden saciar el apetito intelectual. En el penúltimo se analizan los problemas memorísticos derivados de los traumas. En el último el autor ilustra el debate científico en torno a los defectos de la memoria humana y su relación con el evolucionismo darwinista. Ese instante final es el único en que se trata de esbozar una teoría global y fue en el que se inspiró la entrevista de Punset.
Resulta preocupante que autores de la talla del señor Schacter se dejen llevar por los cantos de sirena del mercado editorial de la divulgación científica, construido en torno a eso que algunos han dado en llamar tercera cultura, y malgasten su talento en textos plagados de interesantes anécdotas para una tertulia en la barra de un bar pero carentes de la profundidad de obras de divulgación como El gen egoísta, las obras de Carl Sagan o Lynn Margulis o el mismo En busca de la memoria del propio autor.
Publicado en salonKritik (http://salonkritik.net/08-09/2009/02/los_pecados_de_la_tercera_cult.php#more)
lunes, 19 de enero de 2009
EL ASTRONAUTA SALVAJE
El astronauta leerá algún día mi anterior post. Utilizará su sistema de visualización preferente y, después de unos segundos, se carcajeara de nuestras complejas teorías luego contrastadas en condiciones experimentales. Y no lo hará por su contenido, porque no estarán exentas de la complejidad de las teorías de su tiempo, ni de las técnicas experimentales coetáneas, sino de nuestra miopía para ver que esas "complejas teorías" y sus experimentos se obtuvieron gracias a los progresos técnicos para almacenar las experiencias de las generaciones anteriores y realizar otras nuevas (papiro, papel, imprenta, reloj, telescopio, tinta, fotografía, microscopio, ordenador, acelerador). Porque, como él pensará para concluir:
"Esta gente no estaba tan alejada de las sociedades tribales como creía. Al menos muchos de sus comportamientos así lo demuestran."
En fin.
"Esta gente no estaba tan alejada de las sociedades tribales como creía. Al menos muchos de sus comportamientos así lo demuestran."
En fin.
sábado, 10 de enero de 2009
EL PENSAMIENTO SALVAJE
En el Cultura|s del pasado 31 de diciembre, el antropólogo Roger Sansi afirma:
"En El pensamiento salvaje, Lévi-Strauss usa la metáfora del bricolaje para descubrir cómo funciona el pensamiento humano en general cuando no sigue el método científico, cuando no nos podemos permitir elaborar complejas teorías que luego puedan ser contrastadas en condiciones experimentales, sino que nos debemos conformar con dar sentido al mundo con los elementos y acontecimientos que encontramos sobre el terreno. El pensamiento salvaje no es irracional, sólo está pre/determinado por su contexto de actuación, su mundo. Sólo podemos conocer el mundo a partir de los elementos que nos ha sido dado encontrar, de la historia que nos ha sido dado vivir. Y lo que hace el bricoleur es poner juntos elementos dispares para armar un entarimado que dé sentido al mundo -lo que Lévi-Strauss llamaba una estructura-[sic]. Ese entarimado es a la vez el resultado tanto de los elementos que nos vienen predeterminados como del trabajo del bricoleur, unidos por un cierto azar. Pero este azar es un azar objetivo, para usar la expresión surrealista: un azar que da sentido y organiza la experiencia."
(En "La muerte del hombre", Cultura|s 341, pp. 4-5).
Y después de leer el artículo me entran unas ganas horrendas de leer El pensamiento salvaje, y pienso que ahora que las ciencias son capaces de construir múltiples teorías válidas pero incapaces de elaborar una teoría general completa, como pretendían los deterministas del siglo XIX, ese pensamiento salvaje actualizado puede servir como brújula entre todo el caos que nos rodea. Y después pienso que quizá ese sea un buen método para construir desde las ruinas de la posmodernidad. Y me doy cuenta de que en parte eso fue lo que guió la obra de Dalí para edificar un universo propio que le respondiera muchas de sus preguntas (Dalí, que tan interesado estaba siempre en los nuevos descubrimientos científicos). Y recuerdo que el articulista relaciona este pensamiento con la metáfora del arte. Y considero que quizá sea el momento de abrir el conocimiento científico en el que me formé a otros puntos de vista. Y consulto por Internet una biblioteca donde leer El pensamiento salvaje. Y la localizo y espero haber encontrado una buena brújula.
"En El pensamiento salvaje, Lévi-Strauss usa la metáfora del bricolaje para descubrir cómo funciona el pensamiento humano en general cuando no sigue el método científico, cuando no nos podemos permitir elaborar complejas teorías que luego puedan ser contrastadas en condiciones experimentales, sino que nos debemos conformar con dar sentido al mundo con los elementos y acontecimientos que encontramos sobre el terreno. El pensamiento salvaje no es irracional, sólo está pre/determinado por su contexto de actuación, su mundo. Sólo podemos conocer el mundo a partir de los elementos que nos ha sido dado encontrar, de la historia que nos ha sido dado vivir. Y lo que hace el bricoleur es poner juntos elementos dispares para armar un entarimado que dé sentido al mundo -lo que Lévi-Strauss llamaba una estructura-[sic]. Ese entarimado es a la vez el resultado tanto de los elementos que nos vienen predeterminados como del trabajo del bricoleur, unidos por un cierto azar. Pero este azar es un azar objetivo, para usar la expresión surrealista: un azar que da sentido y organiza la experiencia."
(En "La muerte del hombre", Cultura|s 341, pp. 4-5).
Y después de leer el artículo me entran unas ganas horrendas de leer El pensamiento salvaje, y pienso que ahora que las ciencias son capaces de construir múltiples teorías válidas pero incapaces de elaborar una teoría general completa, como pretendían los deterministas del siglo XIX, ese pensamiento salvaje actualizado puede servir como brújula entre todo el caos que nos rodea. Y después pienso que quizá ese sea un buen método para construir desde las ruinas de la posmodernidad. Y me doy cuenta de que en parte eso fue lo que guió la obra de Dalí para edificar un universo propio que le respondiera muchas de sus preguntas (Dalí, que tan interesado estaba siempre en los nuevos descubrimientos científicos). Y recuerdo que el articulista relaciona este pensamiento con la metáfora del arte. Y considero que quizá sea el momento de abrir el conocimiento científico en el que me formé a otros puntos de vista. Y consulto por Internet una biblioteca donde leer El pensamiento salvaje. Y la localizo y espero haber encontrado una buena brújula.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)