sábado, 25 de abril de 2015

La novela de Miami pero escrita en Texas por un colombiano - Suburbano

La novela de Miami pero escrita en Texas por un colombiano - Suburbano



En los encuentros literarios que tienen lugar en la ciudad, se está convirtiendo en casi habitual hablar sobre cómo debe ser la literatura en español que se hace en Miami. Sin ir más lejos, en el último encuentro que tuvo lugar en el Hotel Betsy, el festival literario Escribe Aquí, organizado por el hotel y Suburbano Ediciones, y capitaneado por Pedro Medina y Pablo Cartaya, unos cuantos hablamos de ello, yo incluido.

Parece que Miami es un target para los escritores de novela negra que lo hacen en inglés, y también es un buen territorio para la narración de experiencias migratorias para escritores de origen hispano que migraron al inglés. No está claro cuál será el espacio que concederá la ciudad a la literatura escrita en español desde Miami. Apenas estamos empezando a vislumbrar su contorno.

Pues bien, recientemente se ha publicado una novela que a mi entender simboliza el camino que puede seguir la escritura en castellano sobre un espacio tan global, múltiple y bilingüe como es Miami. Curiosamente, el libro no está escrito por un narrador que haya nacido ni viva en Miami, y la acción se desarrolla en distintos escenarios por todo el mundo. Algunos se mencionan, otros no. Eso sí, la editorial que lo publica sí se asienta en Miami. La novela se titula La hora del cheesecake, es obra del colombiano Rubén Varona (Popayán, 1980), que vive en Texas, donde cursó un Máster de Escritura Creativa en El Paso, y ahora está pronto a terminar su doctorado de literatura española en Texas Tech. La editorial que la publica es La Pereza Ediciones. Nos encontramos, por tanto, ante un producto global desde su título, pasando por su creación y hasta su publicación, pero escrito en español.

Se trata de una parodia de novela policiaca en la que Magdalena, una hermosa mujer que ha operado sus pechos con silicona para acometer sus objetivos, con la ayuda de su amiga Camila, no menos guapa y mucho más maquiavélica, reconstruye el rastro del Escocés, el tipo que se llevó a su bebé para venderlo en el mercado negro de recién nacidos. Pero debido a las alianzas que debe hacer en el sórdido mundo del contrabando de personas y materias delicadas, el lector descubre una red que trafica con los huesos del fallecido Jorge Luis Borges por todo el mundo. Todo ello a ritmo de música de salsa, de diálogos y situaciones propios de las telenovelas y de una acción trepidante, incluidas las escenas de sexo. Una novela que mezcla de forma magistral la alta y la baja cultura—el libro me ha recordado mucho a Eduardo Lago en este sentido—, el thriller policíaco y la sátira más corrosiva sin necesidad de hacer uso de los modelos anglosajones sobre el tema aunque unos cuantos de sus escenarios sí sean anglosajones.

Que por qué pienso que este sería un libro que serviría como modelo para tratar la realidad de Miami, se preguntará el lector. Paremos cuenta por un instante de todo lo mencionado en esta reseña hasta el momento: mujeres latinas hermosas, operaciones de cirugía estética, contrabando, música de salsa, telenovelas, clubes nocturnos. Todos elementos que identifican a esta ciudad. Si además, tenemos en cuenta que esta es la ciudad del mundo en la que usted se puede encontrar más parejas hispanoamericanas en donde los miembros son de dos países distintos (eso que en la academia americana suelen llamar Latinoamérica transnacional), y usted lee pasajes del libro como este: 

“—Pos sí, güey, en servicio al cliente, pero pronto voy a ser el gerente de esta chingadera.

 —¿Te puedo decir Güilliancinto? ¿Y para qué me das tu tarjeta?, ¿qué acaso me has visto cara de inversionista? Je, ¿y porque hablas como mexa, si tienes pura pinta de ecuatoriano?

 —Muchas preguntas a la vez. Yo soy Aymara, a mucha honra, nací en Bolivia y aprendía la danza del fuego a orillas del Titicaca. Así, güerita, que si te hace feliz ponerme un apodo, llámame “Latin Fire”, mi fuego latino. Las trompetas de la orquesta resuenan en la tarima; el ritmo va por cuenta de las congas, la armonía por el tres.

 —¡Azúcar –grita William Guillermo al ritmo de la guarachera de Cuba, mueve los hombros de un lado al otro—. ¿A qué viniste pues, güerita? ¡Vamos a sacarle brillo a los zapatos!”

Dígame usted si esta conversación no habría podido suceder en cualquier club de Miami. Un gran acierto de La Pereza que se presentará en junio en Sevilla y Madrid y en agosto en Miami.

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