lunes, 17 de mayo de 2010

NUEVE RAZONES PARA VER 9


1. El renacimiento pos apocalíptico
De la misma forma que en la literatura abundan las distopías futuristas y brillan por su ausencia las utopías (Vicente Luis Mora y Javier Moreno dixit), en el cine son muy comunes las fantasías pos apocalípticas, aunque, en este caso, 9 se sitúa justo en lo que debería ser el albor de una nueva era, una suerte de nuevo renacimiento a partir de muñecos de trapo.


2. Un steampunk muy sui generis
No soy muy partidario del steampunk. Me parece una corriente excesivamente benévola con la cultura anglosajona. Trata la época victoriana de forma nostálgica e idealizada, y reniega de una realidad electrónica de la que se han hecho dueños los asiáticos. A la vista del futuro de los combustibles fósiles, me da la impresión de que las expectativas del steampunk hierran en el análisis del futuro próximo. Sin embargo, pese a que la película está considerada dentro del género, no se recrea en las máquinas de vapor y sí en la mecanización, en los procesos, que resulta algo más atemporal. A la vista de las máquinas que se enfrentan con los hombres da la impresión de que la influencia victoriana en esta obra se encuentra en la afinidad con los engendros que H. G. Wells imaginó para invadir la tierra, lo que no deja de ser sugerente en los albores de este siglo XXI.

3. Las discrepancias
En la película se reniega de los procesos mecanizados y la sociedad de bienes de consumo frente al trabajo artesanal que ha dado lugar a los muñecos protagonistas. La maquinaria es el mal, y el guionista la relaciona con el petróleo y la contrapone a cierta visión naïf de la naturaleza muy común en nuestros días. En este sentido, la película se posiciona en un mundo posindustrial y es muy crítica con la tecnología, como si ésta fuera ajena a la inteligencia humana. En mi opinión se confunde industrialización con tecnología, que no son los mismo. La tecnología fue fundamental en una época tan preindustrial como la Edad Media para perfeccionar una serie de procesos artesanales que darían lugar a objetos como los relojes (quién no recuerda los sofisticados relojes medievales de las catedrales centroeuropeas). Si bien es cierto que el crecimiento económico y la competitividad europea acabarían desembocando en la revolución científica y en los procesos de fabricación en cadena de la industrialización. Pero también es cierto que la tecnología como conocimiento va más allá de los procesos industriales. Curiosamente, en la película los muñequitos numerados disfrutan de los bienes de consumo que han conseguido conservar. En un momento de la cinta gozan de la música de Judy Garland y su Over the Rainbow (la mítica canción de la película El mago de Oz) gracias a un disco, un bien de consumo que ha sobrevivido a la catástrofe, lo que no deja de ser una contradicción en el guión, aunque éste pretenda apostar por una nueva tecnología del alma. Y es que también las discrepancias dan razones para reflexionar.

4. Los entresijos entre conocimiento, creencia y poder
El tratamiento de la relación entre conocimiento y creencia se observa en la figura del personaje de 1, el líder del grupo, que mantiene a los demás con vida pero acobardados, acongojados por la fuerza bruta de 8, su brazo ejecutor, e incapaces de enfrentarse al reto de la bestia mecánica y al de su propia libertad hasta que 9 aparece en escena (aunque por culpa del conocimiento los problemas se van a hacer aún mayores). En definitiva, el conflicto entre quien se hace preguntas y quien impone reglas sin cuestionarlas y utiliza el miedo y la ignorancia para el control de su pequeña parcela de poder, que a fin de cuentas se trata de eso, de cómo se comporta el poder cuando es limitado y débil.

5. La elaboración técnica
La animación de estos entrañables muñecos de trapo trasladados al dibujo animado está brillantemente conseguida. Las escenas de acción se perciben con gran detalle para el ojo humano, especialmente en la animación de los movimientos. Hay gusto por el detalle. Precisamente, parece elaborado artesanalmente siendo como es la animación un proceso cada vez más industrializado y donde no cabe duda que se han utilizado las tecnologías informáticas más avanzadas para su elaboración.

6. La multiplicidad
La de la personalidad humana simbolizada por esos 9 personajes, todos ellos parte del alma del científico creador, un viejo juguetero al que curiosamente da voz en la versión inglesa el nieto de Robert Oppenheimer, el “padre” de la primera bomba atómica (atención al mensaje subliminal) y en el que conviven la valentía, la tiranía, el fanatismo, la creatividad, la imaginación y esa personalidad femenina que tenemos todos.

7. La intriga
Esa manera de dosificar la información hace que el espectador se mantenga pegado al asiento con cada nueva pista mientras recompone mentalmente cómo sucedieron los acontecimientos y cuales son los elementos fundamentales de la trama. No les cuento nada. Es preferible que lo vean ustedes mismos.

8. La producción
De Tim Burton y Timur Bekmambetov (el director de la adaptación al cine de Wanted, el cómic) entre otros, que imprimen su sello personal, el segundo para la intriga anteriormente mencionada, el primero para que la historia, que podría narrarse en una vieja juguetería centroeuropea, se convierta en una fábula de ciencia ficción.

9. La fecha
¿De verdad no tienen curiosidad de ver una película futurista titulada 9 que se estrenó precisamente el 9 de septiembre de 2009?

2 comentarios:

Vicente Luis Mora dijo...

Yo vi la película y me encantó aunque, en efecto, sus presupuestos naif obligan a suspender la incredulidad sobre el principio y no digamos al final. La aparición del ánima tras la materia funciona bien en la lógica de la película, y hay que aceptarlo como parte de la ficción. Haciendo eso, dejándose llevar por una historia con la que uno no tiene por qué estar de acuerdo, es una película maravillosa. Ayer vi Coraline, que me recordó a 9, aunque es un poco al revés, es el ánima negativa la que se introduce en la materia inocua -y toda la "tecnología" es mágica-. Si no la has visto te la recomiendo, tiene algunos detalles asombrosos.

cgamez dijo...

Me apunto Coraline para verla en breve.

Por cierto, ayer acabé Alba Cromm y me encantó. Reconozco que tu apuesta por la fragmentariedad, y los enganches que ello conlleva para armar la trama, hizo que me costara entrar en el libro (de ahí mi prudencia) pero en el momento en que apareció la relación con el periodista y el trauma y las carencias en la personalidad de la protagonista me enganché hasta ese final apoteósico que narras (dejando aparte las reflexiones a posteriori que conlleva la lectura y que vendrán en los próximos días). En todo caso ¡enhorabuena!