sábado, 24 de mayo de 2014

VIAJE ONE WAY: PRÓLOGO Y REVISTA DE PRENSA

Aquí les dejo el prólogo de la antología sobre Miami: Viaje One Way, que se ha publicado en Suburbano:

tapa VIAJE ONE WAY 
¿Qué hacemos con Miami? ¿La ponemos en la postal que muestra una playa paradisíaca, hoteles cinco estrellas y modelos internacionales escondiéndose de los papparazzi? ¿O junto a los turistas de América Latina y Europa arrasando esas nuevas catedrales que son los malls? ¿O en las costas que reciben por año a cientos de cubanos que se aferran a frágiles balsas con tal de escapar de una situación desesperante? ¿O mejor en la de los políticos que han saqueado la región y aquí disfrutan impunemente de sus mansiones y autos alemanes? ¿O en la de esas familias provenientes de países latinoamericanos que lo han perdido casi todo —o no quieren seguir perdiendo lo que han ganado honestamente— por las políticas corruptas y la violencia que han generado esos mismos funcionarios que ahora, al ladito de ellos, siguen gozando de lo que les han robado? ¿O en la de aquellos jóvenes que vienen a la aventura, a ver qué pueden hacer en tierra extranjera? Y si tuviéramos que poner algún diálogo en esas postales, ¿lo haríamos en inglés, español o creole?
Varios autores anglo han querido “explicar Miami” desde la non-fiction: T. D. Allman, David Rieff, Joan Didion, Jan Nijman, Alex Daoud o Arva Moore Parks, por citar algunos. Sus obras vieron la luz entre finales de los setenta y mediados de los noventa o un poco después, pero con una temática enfocada en esos años turbulentos en que Miami pasaba a convertirse, de un balneario apacible, en una de las ciudades con la tasa de asesinatos más alta de los Estados Unidos, la puerta por donde ingresaba el setenta por ciento de la cocaína y la marihuana al país, y la tierra prometida de miles de inmigrantes latinoamericanos que no hablaban inglés. Otros encontraron su universo narrativo en los mismos años turbulentos. Entre ellos, Brett Halliday, Charles Willeford, Douglas Faribairn y Russell Banks ubican a Miami dentro del género negro —negrísimo— o como una ciudad poco menos que patibularia.
La producción literaria miamense ha seguido hasta hoy esa misma línea: basta con poner mystery and crime and miami en Amazon para que se despliegue una infinidad de novelas de esta índole, hasta llegar al best-seller Dexter. No obstante, con los años han surgido otros registros. De esos “inmigrantes que no hablaban inglés” llegados masivamente en los ochenta ya surgieron generaciones de inmigrantes que sí lo hacen, cuya literatura se aleja de lo “negro” y abre la puerta a lo que se conoce como latino writers. Por ejemplo: Patricia Engel, Jeannine Capó Crucét o Gonzalo Barr plasman su universo narrativo en el folclor más latinoamericano de Miami, con dramas urbanos escritos en inglés ambientados en Hialeah, la Pequeña Habana, Miami Beach o el South West.
Está claro que la literatura de Miami, en lo que respecta a autores angloparlantes, tiene un lugar bien ganado. Pero ¿qué sucede con la literatura hispana de Miami? ¿La hay? La ciudad ya no es ese punto receptor de inmigrantes que llegaban a ocupar los estratos más bajos de la sociedad. Sin el hispanoamericano, Miami no sería uno de los lugares más atractivos para el mundo entero. Hace por lo menos veinticinco años que el perfil del inmigrante es otro: estudia en universidades, hace inversiones y ocupa excelentes puestos de trabajo. Esto constituye un valioso intercambio cultural cuyo resultado estamos viendo, entre otras manifestaciones artísticas, en la literatura. Existe un pequeño ecosistema literario hispano compuesto por editoriales, revistas, círculos de lectura, lectores y narradores asimilados a Miami. Asimilarse es sobrevivir, trabajar en el país, arraigarse, conocer las limitaciones de una nacionalidad y arreglar documentos, para después escribir.
Viaje One Way es eso: una compilación de textos de escritores de diversas partes de Latinoamérica y España asimilados a Miami. No es una “última palabra”, no pretende ser una selección de las mejores firmas de la ciudad, pero sí es el resultado de una minuciosa lectura que ha encontrado en el material elegido códigos comunes que revelan una Miami mucho más compleja que la que se conoce por la fiction y la non fiction. Desde el policial duro que nos recuerda que aún en este paraíso hay pena de muerte —“Mr. Not Guilty”— a la melancolía de un exiliado político que roza el relato fantástico —“Regreso a casa”—, la rutina de una joven que hace muy poco ha llegado y trata de comprender rápidamente todo lo que escucha y ve porque sabe que si no se le va la vida —“Las pirámides del Diner”—, las experiencias de ciencia-ficción de un roommate español —“Abducciones en la que no es y nunca fue tu ciudad”— o el submundo de la violencia y los trabajos pagados por “la izquierda” de South Beach —“Cuando el azar era el pasado”—.

Y unos cuantos enlaces de prensa:

 http://www.lavanguardia.com/cultura/20140520/54408141016/escritores-latinos-de-miami-publican-antologia-de-relatos-sobre-la-ciudad.html

http://www.eluniversal.com/arte-y-entretenimiento/cultura/140520/latinoamericanos-y-espanoles-publican-antologia-de-relatos-sobre-miami

http://www.elnuevoherald.com/2014/05/20/1752510/viaje-one-way-antologia-muestra.html

http://www.diariolasamericas.com/vida-y-artes/narradores-reflejan-miami-cuentos.html

Ese Viaje One Way va hacia adelante.

jueves, 22 de mayo de 2014

El limbo de una literatura plagada de conexiones SUBURBANO

El limbo de una literatura plagada de conexiones SUBURBANO

En Las palabras y las cosas Michel Foucault analiza el proceso en el cual se produce el conocimiento, el cual define como episteme. Allí explica cómo la episteme que emerge de la Ilustración es una episteme de significación. Es decir, lo que plasmamos en nuestros libros, lo que dibujamos en nuestros cuadernos de investigación, no representa la realidad, es la realidad. Resulta evidente que un concepto que estuvo tan claro en la Ilustración como el de realidad, no está tan claro en nuestros días.


Hace ahora un mes, publicábamos en Sub-Urbano una entrevista con Agustín Fernández Mallo en  torno a su última novela Limbo, aparecida recientemente en España aunque ya vaya por la segunda edición. El texto sigue con las premisas habituales del autor, iniciadas con Nocilla Dream, la primera entrega de la trilogía Proyecto Nocilla. Sin embargo, y tal como expone el autor en la entrevista, el libro tiene un recorrido propio, un aliento vital, que lo diferencia de sus hermanos mayores y hace que el proyecto de Fernández Mallo siga creciendo por unos derroteros que solo el propio autor conoce, o concerá porque dado su gusto por la experimentación y la búsqueda de metáforas y relaciones entre elementos inversemblantes, solo el tiempo nos dirá en qué consistirán sus futuras entregas. Como decía Werner Heisenberg, uno de los personajes históricos de la novela, el futuro es siempre impredecible porque somos incapaces de conocer completamente el presente, y esto se ajusta a la literatura de Fernández Mallo, siempre impredecible, en parte por ese mapeado imperfecto que intenta del presente.

En este sentido, se observan en Limbo estrategias narrativas muy similares a las de Nocilla Lab. Sin embargo, en la última entrega de la trilogía Nocilla había una clara ordenación de epistemes en función de la parte del libro, desde la modernidad hasta lo contemporáneo pasando por la posmodernidad. En Limbo ese orden cronológico se ha roto. Todo recurso narrativo puede aparecer en cualquier parte. Así, en sus páginas se encuentran como por arte de magia una joven mexicana que ha padecido un secuestro unos años atrás, y un autor que es de suponer que es Fernández Mallo aunque nunca se menciona, en ese juego performativo con su yo que tanto gusta del escritor gallego. Lo hacen en busca del Sonido del Fin, la utopía contemporánea que azuza el deseo del protagonista. Ella nos lo cuenta a partir de un monólogo de párrafo casi único, al estilo de Thomas Bernhard, él mediante una narrativa de fragmentos breves como la que se utilizara en Nocilla Dream. Aquí el autor profundiza en las posibilidades dialécticas entre los dos recursos y obtiene una narración más entrelazada, que sin ser una novela en el sentido clásico del término, sí deviene una narración completa e icónica de nuestro tiempo, como el pequeño icono que aparece en nuestra pantalla de ordenador y en su imagen en miniatura pretende simbolizar el mundo.

Pero el encuentro entre la muchacha mexicana y el narrador no es el único que presenciamos en la  lectura de Limbo. También se encuentran el mencionado Heisenberg y Joseph Mengele, el carnicero de Austwichz, lo que no parece un encuentro como otro cualquiera, y es que es el libro que más riesgos políticos toma de los escritos hasta ahora por el autor coruñés. Aunque no se lleven a engaño, aquí no hay narraciones panfletarias. Se trata de lo político como lo problemático en una sociedad compleja. De ahí que entre las varias referencias literarias, las que más resalten sean la del Nuevo Testamento y La exhibición de atrocidades de J. G. Ballard, otra asociación aparentemente imposible pero que en este caso funciona, en especial, por la peculiar lectura que Fernández Mallo hace del texto religioso, al que considera el primer ejemplo de escritura post. En este sentido, y teniendo en cuenta lo mucho que se le criticó en el pasado su interés por lo anglosajón, resulta curioso que sea ahora por primera vez cuando una de las referencias principales del autor sea un escritor anglosajón como Ballard. En sus entregas anteriores las referencias principales habían sido Jorge Luis Borges, Julio Cortázar o Enrique Vila-Matas, lo que dice poco en favor de esas críticas de esos lectores no del todo atentos.

Todo este relato icónico se articula una vez más a través de la falsa autobiografía del autor a partir de la supuesta grabación de un trabajo discográfico en un extraño castillo en el corazón de Francia. De ahí la interacción problemática con la realidad, de ahí la búsqueda del Sonido del Fin que azuza el deseo del autor, de ahí las asociaciones imposibles. Fernandez Mallo trabaja de forma impecable –ya desde Nocilla Experience— un uso muy peculiar de la biografía ficticia que aquí no deja de  funcionar.Del estudio de las epistemes de Foucault observo que la experimentación en la literatura es necesaria cuando tiene lugar un cambio de espisteme. Creo que Fernández Mallo aplica la experimentación y las asociaciones inverosímiles en estes senttido. Foucault profundiza mucho en ese espacio epistémico pero no avanza demasiado. No llega siquiera a la episteme moderna, aquella que pretendió analizar las fuerzas internas de la realidad mediante el marxismo, el psicoanálisis, el modernismo o las vanguardias históricas. Difícilmente hubiera llegado a la episteme que rige la literatura de Fernández Mallo, plagada de conexiones inversemblantes, que construyen un espacio nuevo en un momento en que la realidad está puesta en duda. Un limbo regido por la episteme del enlace y los sistemas complejos, desde la posmodernidad pero más allá en un momento de cambio como el nuestro.

viernes, 16 de mayo de 2014

VIAJE ONE WAY: EL BOOKTRAILER

El booktrailer de Viaje One Way. Excelentes imágenes del territorio que recorren los relatos del libro, cortesía de Iralyn Valera:

martes, 13 de mayo de 2014

NARRADORES DE MIAMI


Esta imagen que tienen aquí es la portada de la antología de narradores de Miami publicada por Suburbano books gracias al esmero y la dedicación de sus editores: Pedro Medina y Hernán Vera, y donde tengo el honor de colaborar con el primero de los cuentos de la antología. La nómina de autores es la que sigue:

 José Ignacio Valenzuela (Chile), Eli Bravo (Venezuela), Rosana Ubanell (España), Gastón Virkel (Argentina), Rodolfo Pérez Valero (Cuba), Rossana Montoya (Perú), Camilo Pino (Venezuela), José Abreu Felippe (Cuba), Carlos Gámez Pérez (España), Andrés Hernández Alende (Cuba), Vera (Argentina) y Pedro Medina León (Peru)

El libro se presenta el próximo jueves 22 de mayo a las 8 pm en la librería Books & Books de Coral Gables (265 Aragon Ave.). Aquí les dejo el banner de la presentación por si se animan:


viernes, 2 de mayo de 2014

ENTREVISTA A MIGUEL COYULA. Carlos Gámez | Nagari

ENTREVISTA A MIGUEL COYULA. Carlos Gámez | Nagari

MiguelSundance1


El pasado mes publicaba una reseña de la novela de Miguel Coyula, Mar Rojo, Mal Azul (La Pereza Ediciones, 2014) en mi columna. A raíz de aquella reseña, y una charla previa, surgió esta entrevista con el autor en su sentido amplio, como escritor, como director de cine y como alguna cosa más que leeran aquí. Espero que disfruten leyéndola tanto como yo disfruté haciéndola. 

CG: En una charla privada previa hablamos de las similitudes y diferencias entre el lenguaje literario y el cinematográfico. Lo que más me ha sorprendido de tu novela en este aspecto es el notable peso de los diálogos en la narración, en especial por el carácter conceptual que prima en tus películas (no exentas de diálogos). ¿Qué opinas?

MC:  Bueno, cada película es distinta. Mi primer largometraje, Cucarachas Rojas, es sobre todo una experiencia sensorial, muy diferente de Memorias del Desarrollo, donde sí se exploran ideas mas complejas a través de la distancia emocional de su protagonista. En la novela traté de alternar capítulos donde predominaran los diálogos y otros donde de nuevo la narración fuera visual y las oraciones concebidas fueran parte de un montaje cinematográfico. Cortas y pragmáticas, sin descripciones excesivas que fueran a entorpecer el ritmo.  Los capítulos de la novela comienzan con muchas imágenes o acciones cerradas, fuera de contexto, como un plano detalle y gradualmente el párrafo revela una idea mejor del lugar, como muchas veces se hace en el cine. También las transiciones entre capítulos y personajes están diseñadas para desconcertar y mantener la sensación de incomodidad que siempre me ha atraído. Creo que el desequilibrio es muy importante para cualquier manifestación artística, siempre he sospechado mucho del arte que se describe como “una pieza de relojería perfecta”. 

CG: En este sentido, me comentabas en aquella charla los recursos de la voz en off, que se utilizaban a menudo en el cine negro norteamericano para expresar la voz interior y el pensamiento. Sin embargo, el cine siempre narra para otro: el espectador. Mientras que en la literatura, aunque también se está narrando para otro (el lector), no es necesario escenificarlo y hay espacio para la narración intima, la confesión telepática. ¿Crees que esto condiciona el producto, ya sea libro o película, o con las técnicas adecuadas ambos universos expresivos pueden ser análogos?

MC: Creo que muchas veces la voz en off se utiliza de una forma terriblemente literal, describiendo lo que ya estamos viendo en la imagen. Creo que al narrar se trata de crear capas de información distintas que al entrelazarse enriquecen la densidad de la obra por las múltiples interpretaciones al combinar la información visual y sonora. Al final la meta es tratar de crear una obra que uno pueda leer de varias maneras. Esa es mi forma de trabajar. 

CG: En tu novela, el narrador es el director (que tiene tu mismo nombre aunque acaba esfumándose de la escena). Y la cámara juega un papel fundamental en la narración. ¿Hasta qué punto podemos considerar que Mar Rojo, Mal Azul, es una novela audiovisual?
MC: Existe una forma de escribir donde se puede sugerir el valor del plano, si es un primer plano o un plano abierto, por la forma en que se describen los elementos dentro de una oración. Por ello era muy importante que se sintiera como una película emulando el montaje.

CG: Pero no solo trabajas en formato literario y en formato narrativo. También has compuesto tus propios cómics y novelas gráficas. De hecho, la novela incorpora ilustraciones y en algunos momentos recuerda a un manga ¿Cómo interactúan esos formatos en tu proceso de creación? ¿Hasta qué punto son en realidad distintas cristalizaciones de una misma idea?

MC: Antes de tener una cámara escribía cuentos en la adolescencia en una máquina de escribir y también me puse a hacer historietas en la libreta de la escuela. Luego, a los 17 me regalan una cámara de video VHS y con ello se combinan las dos disciplinas. Para mí es muy importante la intuición, sentir una melodía, un dialogo, un momento sin racionalizar el porqué. De alguna manera me revierto siempre a las sensaciones de la infancia y la primera adolescencia, cuando muchas cosas me perturbaban o me atraían con una curiosidad infinita. Muchas veces sin comprenderlas, y ahí esta la clave. Creo que tratar de explicarlo todo asesina el misterio que puede estar presente en cualquier manifestación artística, en cualquier género.  La resolución absoluta de la obra es algo de lo que huyo como el fuego.

CG: La novela también narra la metodología de ese supuesto director llamado Miguel. Me interesa mucho ahí el concepto de desecho, que se mienta en el texto. ¿Podrías explicarnos brevemente algunas aspectos característicos de tu proceso creativo, si es que este se puede explicar de una forma argumentada?

MC: Yo trato de reciclar todo lo que tengo a mi alrededor para mutarlo a algo cercano a mí. Bien cabe decir que no es una representación realista de la sociedad, para nada. En Mar Rojo, Mal Azul por ejemplo, casi todos los personajes son amigos de la adolescencia, sus personalidades son tal y como son, pero habitan una historia y un universo disfuncional y era fascinante para mí imaginar cómo reaccionarían a situaciones muy alejadas de su vida diaria, que suceden en una realidad alternativa. Por ejemplo, el libro no menciona nunca que sea Cuba el país, pero hay elementos, locaciones que aluden, a pesar de la oblicuidad en la descripción, a lugares de los que muchos cubanos pueden hacer una asociación indirecta donde se despierta y comienza a actuar el subconsciente, emulando de alguna forma la sensación de los sueños que para mí son muy importantes. 
CG: ¿Qué ha aportado la lectura a tu proceso creativo?

MC: Creo que adaptar una novela, conocer una obra en formato literario, es muy enriquecedor para una segunda pasada al adaptarlo al cine. Recuerdo un momento extremadamente cinematográfico en Fahrenheit 451 cuando el protagonista huye hacia el rio mientras dan la orden de salir a todos los ciudadanos para descubrirlo. El uso de la tensión por el montaje paralelo se acrecienta hasta que logra entrar al agua.

CG: En el libro llegas a afirmar: “Nada más aspiro a dirigir una pequeña orquesta”. ¿Podrías explicarnos en qué consiste esa orquesta?

MC: Me sofocan las multitudes. Me refiero a los actores y los colaboradores, no más de 2 o 3 personas, y en el peor de los casos. Mejor mis brazos y mis piernas. Siempre he escrito, fotografiado, editado y hecho el diseño sonoro de mis películas. Es un lujo que no cambiaría por nada, aunque demore 5 años por película, pero para mí es muy importante tener control absoluto de la obra. Más allá del placer de construirla con mis propias manos creo que existe una verdad absoluta, al menos para mí, en trabajar de esta forma.

CG: El tema generacional tiene un papel principal en el libro. Dado que escribiste la novela a finales del siglo pasado, ¿ha cambiado mucho la percepción de tu generación desde que la escribiste?

MC: Se ha acercado un poco más al mundo descrito en la novela. Vivimos en medio de la muerte de las ideologías, donde el consumo, el mal gusto, la frivolidad y lo efímero cobran protagonismo a pasos agigantados en la juventud cubana. El personaje de Remy refleja esto. Una sociedad que habrá heredado lo peor del comunismo y lo peor del capitalismo.

CG: ¿Qué crees que caracteriza a tu grupo generacional respecto de otros precedentes o antecedentes? ¿Te sientes identificado ahí?

MC: Me siento más identificado con el personaje de Iván o con Sergio. Personas que no encajan en la sociedad, inicialmente creen que están integrados a ella pero gradualmente recurren al individualismo como una forma de realizar un sueño personal, o escapar de la imposibilidad de lograrlo. Algo que contradice el sueño colectivo de la revolución cubana donde todos  trabajan por una meta mejor. Un tipo de personaje que por otro lado rechaza la sociedad de consumo y la superficialidad. Hay algunos amigos como yo en Cuba pero lamentablemente estamos en minoría extrema. Es difícil para muchas personas renunciar a un refugio espiritual tangible, a la idea de un mundo mejor que se pueda materializar en algún momento de nuestras vidas. 

CG: Vamos a meternos ahora con la ciencia ficción, que en la novela aparece de una forma causal pero suave. ¿Qué te aporta ese género en tus creaciones?

MC: La ciencia ficción siempre me fascinó por explorar la idea de construir un mundo mejor que siempre fracasa. Curiosamente, muchas veces se habla de la ciencia ficción como escapismo. Yo siempre he encontrado una belleza en la tragedia. Predisposición genética. Disfruto los días nublados y las ruinas. La ciencia ficción es una forma de crear otro universo y ello contribuye a la atmósfera enrarecida que siempre me ha interesado.

CG: Me parecen muy interesante tus opiniones sobre el influjo de la ciencia ficción en tu obra, porque la ciencia ficción que ha influido a los creadores cubanos no es exactamente la misma que la que ha influido a otros creadores hispanoamericanos por los precedentes históricos que todos conocemos. ¿Me podrías hablar de las obras y los autores que más te han influido en ese género?

MC: En literatura Ray Bradbury, Stanislav Lem y los hermanos Strugatski. En cine el primer contacto fue con el anime. Recuerdo sobre todo una película como Space Warrios Baldios (Yaltus en Cuba) Una historia pesimista que me dejó profundamente perturbado en el cine, y ello me hizo verla varias veces, como si la película fuera a revelarme algo escondido. Es una película desigual, pero con momentos de mucha fuerza. Al revisitarla hoy me doy cuenta de que dejó una marca tremenda en mí. Luego en la adolescencia Solaris, de Andrei Tarkovsky, fue muy importante, no solo por la puesta en escena sino para descubrir que los personajes eran muy importantes en cualquier género. También Blade Runner, de Ridley Scott, fue fundamental para el diseño audiovisual de un mundo bizarro. Pero es sobre todo el pesimismo de estas obras lo que operó en mi de forma corrosiva, generando una atracción brutal hacia ellas. La obra de Cronenberg también me interesa mucho, precisamente porque no es fácil catalogarla como genero de ciencia ficción, sino que se hibridan varios elementos, algo que también me interesa mucho. Me interesan los géneros pero es aun mejor cuando no están en estado puro.

CG: Y en este sentido, ¿encuentras afinidades con otros creadores hispanoamericanos en cuanto a las influencias? Si es así, nos gustaría saber qué autores y qué influencias.
MC: Realmente creo que las influencias se crean en la infancia y la adolescencia, y el arte que me marco en esos años realmente me llegaba de otras latitudes. Hay algunas excepciones, como Memorias del Subdesarrollo, por la subjetividad de su protagonista inadaptado. O algunas imágenes de Buñuel también se quedaron impregnadas en la memoria por aquella época. El surrealismo también ha sido un elemento importante para mí. También el trabajo de fotoanimación en el cineasta Santiago Álvarez me marcó bastante.

CG: Los elementos de la ciencia ficción que aparecen en la trama no condicionan completamente a los personajes. Quiero decir que no los condicionan tanto como para convertirse en seres humanos muy distintos de nosotros. ¿Qué opinas al respecto? ¿Crees que el uso de la ciencia ficción debería ir por estos derroteros?

MC: No creo que la ciencia pueda cambiar la naturaleza básica con la que nace una persona. Puede que la propicie a manifestarse con mas facilidad pero siempre estará ahí. Independientemente de la crianza que tenga esa persona, siempre hay una configuración genética inevitable. Incluso con el transhumanismo. Ahora, si comenzamos a hablar de ingeniería genética y adonde pueda llegar, eso sí me parece interesante explorarlo para bien y para mal.

CG: Para finalizar, ¿cuáles son tus proyectos futuros, no solo literarios?

MC: Corazon Azul es la película que estoy filmando (los primeros minutos están online- buscar Blue Heart First 5 minutes). Sucede antes de Mar Rojo, Mal Azul y su historia se desarrolla en una Cuba donde se realizan experimentos genéticos con el propósito de construir un hombre nuevo para salvar el proyecto de construcción del socialismo que por supuesto fracasa, pues estos individuos tienen trastornos físicos y sicológicos muy fuertes, y unen fuerzas contra la sociedad que los creó. También llevo años trabajando en una segunda novela que tengo detenida en estos momentos por el tiempo que me consume la película.